Muchas veces nos encontramos con padres preocupados por sus hijos en relación a cómo comen, cómo se comportan, si se cogen rabietas o no… e intentamos solucionar el problema concreto sin pararnos a pensar ¿qué necesita el niño y cómo es mi relación con él?. Y digo esto porque la VÍNCULACIÓN AFECTIVA que establecemos con nuestros hijos va a ser la base, en gran medida, de cómo se relacionen con los demás, cómo se comporten, cómo sea su aprendizaje y cómo sean.

Por ello es tan importante pararnos a pensar cómo nos relacionamos con él, qué necesita y qué puedo yo ofrecerle como padre o madre.

Una primera pregunta que podemos hacernos como padres o madres es ¿qué quiero yo para mi hijo y cómo puedo dárselo? Seguramente las respuestas sean: que sea feliz, que sea buen

a persona, que estudie y tenga un futuro…

 

En edades tempranas, desde que son pequeñines,  es cuando el vínculo materno/paterno- filial es más importante. Es cuando se establecen las bases de una buena relación. Y además tenemos algo a nuestro favor:

Los bebés están biológicamente predispuestos desde el nacimiento a establecer vínculos emocionales fuertes con otra persona y a buscar la seguridad en su presencia. Esto ocurre con una figur

a que gradualmente se convierte en la figura de apego.

Los bebés son muy susceptibles a la interacción cara a cara. Dentro de esta intima relación, la madre aprende a descifrar las señales que le manda el bebé y a reaccionar adecuadamente (hambre, cansancio, frio…). Y la madre comprende los sentimientos del bebé (afecto). Así los bebés aprenden acerca de sus necesidades y sentimientos a través de las respuestas que se les ofrece. Aprenden sobre sí mismos gracias a la comprensión que les brinda otra persona.

Es tan importante esa relación. Tener una experiencia CÁLIDA Y SATISFACTORIA en las relaciones tempranas, que los niños tendrán más probabilidades de mantener un sentido del yo positivo y de entablar relaciones duraderas y estrechas con los demás.

¿QUÉ PODEMOS HACER LOS PADRES?

Comprender y saber qué necesita el niño. Qué momento evolutivo está pasando y qué necesidades tiene.

BEBÉS: Es necesario saber que un bebé necesita que se le coja cuando llora, que se le hable, que su madre/ padre sepan interpretar sus llantos. Y que cuando es un poquito mayor necesita empezar a explorar su alrededor (dejarle en el suelo, proporcionarle juguetes…); aprender a dormir solo, no ofrecerle comida cada vez que llora. Necesita ya desde pequeño ciertas rutinas

UN POQUITO MAYOR. Necesita empezar a comer sólido (pq es bueno también para el posterior desarrollo del lenguaje), necesitan jugar y explorar… pero también necesitan LIMITES (que les digan qué y cómo pueden hacer las cosas)

  • Crear y buscar momentos importantes con el niño. Son momentos UNICOS Y ESPECIALES. En los que el niño sienta que estás con él plenamente. Con dedicación plena, sin preocupaciones y cosas que tengo que hacer.  Esos momentos de CALIDAD (no de cantidad), le hacen sentir único e importante. Hacen sentir que le quieres por lo que es. Que es tan especial que quieres estar con él.

No se trata de que nos digan que nos quieren sino de sentirnos queridos. Todos tenemos experiencias de estar con alguien que parece que casi ni nos escucha y que lo que quiere es q terminemos pronto. O por el contrario personas con las que compartes tiempo, hablas, o simplemente por compartir tiempo disfrutas enormemente y te vas reconfortado de esa relación.

  • Manifiesta tu cariño abiertamente: las manifestaciones del cariño mediante abrazos, gestos y palabras son fundamentales. El contacto físico es muy positivo
  • Comparte con ellos juegos y situaciones cotidianas, aprovecha cualquier momento para reír con ellos, darles una caricia, una palabra de afecto.Deja a un lado tus preocupaciones, teléfonos y no intentes hacer dos o tres cosas a la vez. Vivimos en un mundo que nos pide de todo como madres y padres, pero que no nos enseña a ESTAR Y VIVIR EL MUNDO. Hay q nutrirse de estas relaciones profundas y establecer ese contacto con nuestro hijo desde ya.
  • Fomenta la comunicación, haz que los niños y niñas, se expresen, se comuniquen, digan lo que piensan y sienten. La comunicación hace que se fortalezcan los lazos, y hace posible la empatía. Si yo me comunico con él, le ofrezco confianza y seguridad, luego es más probable que la tenga. Si no lo hago, luego no puedo pretender que me cuente su problema o su alegría cuando sea un poquito mayor.
  • Escucha lo que sienten y piensan. Muestra tu interés mientras te hablan, asiente, responde, mírales a los ojos. No les interrumpas y hazles preguntas si es necesario. No juzgues lo que dicen, son sus emociones y sus pensamientos, han de sentirse libres para expresarse. Cuando escuchamos mostramos aprecio y aceptación, les demostramos que les tenemos en cuenta y que nos importan
  • TENER UNOS PADRES. Suena raro dicho así, pero es verdad. Los padres y madres sois sus figuras de referencia. Sois los que le enseñáis. A veces los niños llegan al centro educativo y las tutoras observan que ya desde que son pequeños es el niño el que manda, el que organiza la dinámica familiar. Parece que tenemos que ajustarnos a lo que el niño quiera en todo momento (quiere comer, quiere jugar, no quiere dormir…). Esto no puede ser. Sois los padres los que le ofreceis el camino y le decimos qué debe hacer.

Tener unos padres significa ser su referencia. Sois los padres los que marcáis los límites de lo que se puede y no se puede hacer. Y lo que es más importante de CÓMO se debe hacer.

  • Expresa en todo momento tu afecto; hace que el niño se sienta querido y aceptado. Para que los pequeños se desarrollen es fundamental que se sientan queridos y comprendidos.

El establecimiento de vínculos afectivos inseguros contribuye a la inseguridad, falta de autoestima y de confianza y por lo tanto puede llevar a relaciones afectivas poco sanas en el futuro. Por el contrario, los vínculos seguros en la infancia influyen en la capacidad de tener relaciones sanas en la vida adulta, ya que fortalecen la autoestima, la seguridad y la confianza de las personas.

Así que, quiere a tu hijo, pasa tiempo con él y disfruta de su presencia para ir construyendo un espacio de intimidad y confianza necesario para el apego. De esta manera conseguirás establecer un vínculo seguro con él y será el mejor regalo que puedes ofrecerle.