«La paciencia es el mayor acto de amor hacia uno mismo…» leía el otro día. Y ¿por qué no conseguimos ser pacientes con nosotros mismos? En muchas ocasiones nos convertimos en nuestro peor enemigo y esto hace que nuestro sufrimiento interior sea muy grande. A veces ni siquiera somos conscientes de esto. Nos pedimos y exigimos en busca de la perfección y hacemos lo mismo con los demás.

Yo os invito a relajarnos y experimentar lo que es tener paciencia con uno mismo. Eso supone quererse, aceptarse y no pedirte cosas imposibles. No tener que ser siempre otra persona diferente a como eres ahora mismo. Es amarte, buscar en ti lo bueno, lo que te hace único y dejarlo fluir sin control. Darlo y compartirlo con otros. Sentir lo bueno.

Ten paciencia contigo mismo y busca lo que te hace único, sana tus heridas y busca el SER también desde tus carencias. SER plenamente para darse a los demás.

Seguramente de esta manera comenzarás un viaje emocionante hasta lo más profundo de tu corazón.